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Los relatos de este blog abordan temas intensos y emocionalmente delicados. Si estás pasando por un momento difícil o eres especialmente sensible, considera si es el momento adecuado para leer. Escúchate. Cuídate.

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Diálogo entre una persona y una flor del melocotonero. La ansiedad.

blog Diálogo entre una persona y una flor del melocotonero. La ansiedad.

No deberías estar aquí. La Selva Negra no es el lugar ideal para aquellos que, como tú, pueden ser arrastrados por los vientos del norte. Si te hubieras encontrado un poco más allá, fuera del abrazo de este valle, a merced del bosque inclemente, probablemente nunca habrías existido.

En cambio, estás aquí. Y ni siquiera te das cuenta de lo milagroso que eres. Parece que tu suerte no te interesa. Mejor para ti… no puedes temer perderla. 

¿Y cómo podrías? Cada vez, en cada renacimiento tuyo, están los cálidos días de abril y, cuando ya estás harta, te dejas llevar por el dulce viento de mayo. 

Aunque no puedas hablar, tu color rosado parece contarle a cualquiera que te mire la forma en que pasas tu existencia. A juzgar por cómo comienza y cómo termina, ningún otro color te queda mejor. 

Sin quitarle nada a tu belleza, permíteme decir lo que pienso en mi corazón: es fácil tener tu color cuando tienes el privilegio de no saber lo que nos precedió. Porque es así. No puedes saberlo. 

No sabes lo que es el invierno…

Te aseguro que no hay nada rosado en el invierno y no porque no haya belleza. 

No muy lejos de donde estás, he visto pasar criaturas hermosas, pero era enero. 

En su camino, muchas ramas estaban rotas por el peso de la nieve. Hoy podrían estar llenas de flores. En cambio, no, eran pedazos de una vida que fue y presagio para esas criaturas que al pasar las acariciaban con su cola.

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Una de ellas no sabía que pronto se tumbaría allí, dejando que enero, en una fría noche, la cubriera con su helado manto blanco. Como si quisiera ocultar lo que había sucedido. 

Esa criatura tenía sed, el lago era una placa de hielo y sus fuerzas eran demasiado pocas para romperla. Tenía hambre. Tenía que cavar, pero la tierra, petrificada por el frío, era demasiado dura para sus patas azotadas por días de viento. 

De poco le había servido acercarse al pueblo para esperar la clemencia del hombre. Por cada mano tendida, hay diez dispuestas a hacerte daño. Ese bocado se pagó caro. No estaba sola cuando salió del bosque. Cuando regresó, esperó con paciencia. Nadie en el horizonte. Solo nieve, el manto blanco con el que enero la cubrió en una noche tranquila. 

Al fin y al cabo, aquí en la Selva Negra, ¿qué es la belleza sino blanco y el silencio?

Me gustaría sonreír, pero no puedo, porque esta belleza se parece demasiado a la muerte y, por eso, no solo el antes, sino también el después, empieza a darme miedo. 

¿Ahora entiendes por qué tienes ese color rosado? 

No sabes lo que es el invierno. Este es el único secreto de tu belleza, pero no lo sabes. Me gustaría arrancarte con la mano solo para mostrarte toda la suerte que ignoras, pero no lo haré. 

Cuanto más te observo, más eres un ejemplo para mí. 

No puedo borrar lo que sé, pero puedo aprender a vivir como una flor del melocotonero y escapar de mi invierno.


16/01/2025

Comentarios (1)

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